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Reflexiones post vacacionales



Tras unas largas (y merecidas) vacaciones, aquí estamos otra vez. Reconozco que la vuelta ha costado, han sido unas semanas en las que he disfrutado mucho de la vida real y he conseguido olvidarme un poco de la otra, esa vida 2.0 que tan enganchada me ha tenido últimamente, seguro que demasiado.




He de confesar que el post que iba a publicar tras venir de las vacaciones, era bien distinto a este, en un tono de claudicación, fruto del desánimo y de la "soledad del blogger", que todos aquellos que tengáis un blog conoceréis bien. Esa sensación de que no te lee "ni el tato" o que el blog es ese "hobby raro" que tanto tiempo te roba y te aleja de la realidad y las obligaciones cotidianas.

Reconozco que estoy barajando algunos cambios de actitud ante la vida y también hacia el blog y mi presencia en redes sociales. Pronto os contaré en que consisten esos cambios, pero os adelanto que vienen dados básicamente por un intento de ser un poco más...digamos...trascendente, y de adaptar el blog a mi vida y no al revés. Además, tengo varios proyectos (que poco o nada tienen que ver con éste) que me van a llevar mucho más tiempo del que dispongo, así que no me queda más remedio que dosificar.



Me he dado cuenta de que trato de abarcar mucho más de lo que puedo "apretar", y así no logro conseguir ninguno de los objetivos que me propongo, que, entre otros, está aportar contenido de calidad para vosotros, y lograr impulsar nuestra pequeña tienda online






Bueno, reflexiones en voz alta aparte, os dejo con las fotografías que ilustran mis vacaciones de Semana Santa, muy familiares, en el pueblito bueno y en la nieve. El resumen podría ser básicamente, poco tiempo para mí misma y mucho para los peques de  la casa.

Lo cierto es que a veces las vacaciones cansan más de lo que relajan, más cuando se tienen niños pequeños, pero estoy segura de que ellos han gozado recogiendo y pintando piñas y otras actividades creativas, haciendo excursiones por el campo, esquiando, descubriendo huellas de ciervo y otros animales, en las fiestas que les hemos organizado...y mucho más. Espero que os guste.








Los mayores también hemos podido disfrutar algo, reuniéndonos con los amigos para cenar en nuestra Sociedad Gastronómica, donde uno de ellos (que residió cinco años en México DF) nos deleitó con una cena auténtica mexicana, con su tequila reposado (Corralejo, para más señas) acompañado de la típica "sangrita", y muchas otras delicias, entre las que me quedo con el mole poblano, que tiene ese sabor tan peculiar, y que, como bien decían los entendidos, o lo amas o lo odias, no hay término medio.





¡ Hasta la próxima ! Que paséis una feliz semana.

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