Nuestra noche de Reyes ha transcurrido en algún lugar escondido del norte, en donde hemos vivido una Cabalgata un poco diferente... Los Reyes Magos de Oriente visitaban el convento de Clarisas, entre villancicos, antorchas y cohetes, acompañados de todos aquellos que quisimos sentirnos por un rato un poco transportados a otro tiempo.
Las monjas obsequiaron a los visitantes (ilustres y populares) con rosquillas y vino dulce, mientras los niños tuvieron la oportunidad de ver de cerca a sus Majestades y conversar con las religiosas, que durante un día al año día aparcan la silenciosa clausura.
Es una oportunidad de revivir como padres las tradiciones que tantas veces hemos contemplado a través de la inocente mirada de nuestros hijos.
Transportados por la ilusión grandes y pequeños nos dejamos llevar en esta noche mágica. Regalos, emoción, tradición, la vuelta a nuestra más añorada infancia...
Ójala que sus Majestades se hayan portado como os merecéis. Volver por un día a ser niños y olvidar las complicaciones de la edad adulta no tiene precio.
Espero que hayáis disfrutado de estos momentos únicos en el año y lo hayáis compartido con aquellos a quienes más queréis. Desde mi norte encantado os deseo unos muy felices reyes y una feliz vuelta a la realidad.
Publicado con Blogsy
